Las plantas talófitas son vegetales cuya estructura histológica y morfológica corresponden al talo, es decir a su cuerpo u órgano vegetativo, compuesto de una masa celular indiferenciada que carece de fibras y de vasos (en algunos casos pueden presentar unas células centrales que permiten la conducción del agua), y en la cual no es posible distinguir entre raíz, hojas y tallo. Por su forma, el talo puede ser filamentoso, laminar, macizo, etc., aspecto que depende de que su crecimiento se produzca en una dirección, en dos o en tres perpendiculares. En los casos de máxima complicación puede tener un aspecto parecido al cormo de las plantas superiores.

El liquen se integra en los vegetales con características
talófitas. Está constituido por la simbiosis de un hongo y una alga;
algunos autores consideran los liquenofitos como un grupo independiente
de los micofitos
Algunos talófitos poseen una estructura que refleja, en un nivel inferior, la apariencia de cormo, como sucede en algunas algas rodofíceas y feofíceas. Presentan un órgano, el cauloide, que, a modo de tallo, sirve de sostén al vegetal. También poseen órganos de sostén o rizoides que cumplen alguna de las funciones de la raíz y órganos laminares fotosintéticos o filoides con apariencia, pero no con estructura, de hojas.
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